domingo, 19 de noviembre de 2017

Diario de un pingüino: I La llegada



La primavera austral ha llegado a la Antártida hace ya unas semanas y con ella al igual que ocurre en el norte, nuevos acontecimientos cambian el aspecto y el paisaje incluso en un lugar tan austero como este. El sol que durante varios meses ha estado ausente comienza tímidamente a aparecer durante algunas horas para lentamente cada día tener mayor presencia hasta adueñarse completamente de la noche. Poco a poco la banquisa de hielo, que como una barrera protectora ha permanecido vigilante durante el invierno alrededor del continente, va desapareciendo y con ello aparece un mar que deja paso franco a los habitantes que a finales de verano abandonaron las colonias de cría y las costas para desplazarse al borde de la banquisa donde continuar con la dura tarea de la supervivencia diaria. La nieve también va retirándose de forma paulatina en los lugares más expuestos al viento dejando al descubierto el suelo desnudo sobre el que se desarrollará la vida durante el verano.


Durante el mes octubre, los pingüinos, junto con un ejército de seres (focas, elefantes marinos, lobos marinos, petreles gigantes etc.) retornan a sus colonias de cría y poco a poco las costas antárticas, hasta entonces desiertas, comienzan a cobrar vida. Presenciar esta llegada de los pingüinos a los lugares donde pasarán los próximos cinco meses es extremadamente difícil ya que hasta ahora la única manera era que los investigadores permaneciéramos durante el invierno en las bases antárticas a la espera de la llegada de los genuinos dueños de estos territorios.

Sin embargo, la tecnología nos permite ser testigos de lo que acontece en la Antártida sin necesidad de estar presentes. La existencia de cámaras automáticas que con una frecuencia determinada van fotografiando el espacio que ocupan las colonias de pingüinos, nos ofrece una visión continua y diaria de la actividad de estas aves que aporta una información muy valiosa para determinar aspectos claves de su biología. Por ejemplo su fenología, es decir, los cambios biológicos que se presentan periódicamente en relación a los ritmos estacionales y que tienen relación con el clima, desde la propia llegada a las colonias, cuando realizan la puesta, eclosionan los huevos, cuando los padres dejan solos a los pollos y forman las guarderías, el momento en el que los pollos se hacen independientes y el momento en el que los adultos abandonan las colonias.




Las fotografías también nos dan información sobre otros aspectos de gran importancia como el éxito reproductor, esto es, el número de pollos que nacen y su supervivencia al final de la estación reproductora. Este número es determinante para el mantenimiento de la población ya que siempre debe superar al número de adultos que mueren a lo largo del año para que exista un crecimiento o una estabilidad poblacional, y es una información básica a la hora de evaluar estrategias y acciones de conservación. La supervivencia de las crías y su calidad genotípica determina lo que en biología evolutiva se denomina la eficacia biológica (fitness) que es el motor que alimenta la evolución de las especies y por tanto nos da la oportunidad para entender el significado de los diferentes comportamientos y características que presentan los pingüinos. Por su puesto la acumulación al cabo de los años de esta información dada por las fotografías (y buena parte del trabajo que realizamos en situ) nos permite poner todos estos hallazgos en el contexto de uno de los procesos ambientales más intensos y rápidos que están sucediendo en nuestro planeta y del que la Antártida y especialmente la península antártica no es ajena, el cambio climático.

Durante la campaña 2015/2016, en la pingüinera de Vapour Col de isla Decepción
instalamos tres cámaras automáticas que vigilan alrededor de treinta nidos por cámara dentro de un proyecto internacional financiado por el grupo de trabajo de seguimiento y manejo de ecosistemas del CCAMLR (Comision para la Conservación de los Recursos Vivos Antárticos) (https://www.ccamlr.org/es/organisation/pagina-de-inicio) y con el que se instalaron un total de 15 cámaras en distintas pingüineras de la península antártica. El objetivo de este proyecto es tener una información regionalmente amplia y de diferentes especies de pingüinos con el fin de generar conocimiento que pueda ser utilizado a la hora de tomar decisiones sobre la conservación y el uso del ecosistema antártico en la costa oeste de la península antártica.

Aprovechando la información que nos aportan, a lo largo de estos próximos meses iremos contando la vida de los pingüinos en la Antártida combinado las fotografías tomadas durante el año pasado por nuestras cámaras automáticas con nuestra presencia en directo en la Antártida a partir del mes de enero. Combinaremos entradas con más información en este blog con tuits mas frecuentes desde la cuenta de twitter @pinguinecologia donde podremos ir viendo los cambios que se suceden en las pinguineras antárticas. ¡Esperamos que os resulte de interés!