martes, 2 de enero de 2018

Isla Decepción de nuevo

El comienzo del año es siempre un punto de inflexión en el que plantearse nuevas metas, cambios, retos… Para nosotros no ha sido así, ha significado un punto de partida, bueno, en realidad ha sido un punto de llegada y es que después haber realizado una travesía del paso de Drake o del también llamado mar de Hoces de dos días y otros dos días en la isla Livingston descargando el material de la base Juan Carlos I, a las 7 de la mañana de este primero de enero de 2018 hemos llegado a la isla Decepción donde permaneceremos las próximas seis semanas.

Albatros de ceja negra en el paso del Drake
La primera llegada de la campaña para realizar la apertura de la base Gabriel de Castilla no es una cuestión que pueda tomarse a la ligera, como ya se ha comentado en este blog, esta isla es uno de los dos únicos volcanes activos de la Antártida y el único volcán activo del mundo cuyo interior es navegable. Es por tanto un lugar donde es necesario tomar precauciones para reducir cualquier riesgo al mínimo. Para ello está establecido un estricto protocolo de reconocimiento de la isla llevado a cabo por el equipo de vulcanólogos de la expedición, primero por el exterior y después por el interior, para comprobar que no hay ninguna señal reciente de un aumento de la actividad volcánica. 

El saliente rocos de Morro Bailey en isla Decepción

  
Zona de Terraza Kendall en isla Decepción


La navegación alrededor de la isla para el reconocimiento exterior nos ha ofrecido una oportunidad única que no se disfruta en el resto de ocasiones que el barco llega y nos ha permitido conocer rincones de la costa que no habíamos visto nunca. 





Pingüinera de Vapour Col vista desde el mar



También entre la bruma, hemos podido ver la pingüinera donde  trabajamos desde una perspectiva diferente, la misma que tienen los pingüinos cuando después de una jornada pescando vuelven hacia las colonias de cría. 

Mientras navegámos nos esperaba una grata sorpresa gracias a la dotación de guardia en el puente de mando del Hespérides: escuchar en directo el concierto de Año Nuevo. Presenciar las costas nevadas, los glaciares, las islas de los alrededores e incluso alguna ballena, a la vez que se escuchaban las notas de valses y polkas en una ocasión tan especial no tiene precio y es una vivencia que seguro siempre nos va a acompañar.

Surtidor de una ballena jorobada o jubarta
Fuelles de Neptuno desde el interior de isla Decepción
Una vez finalizado el reconocimiento, el protocolo continúa, el barco navega hacia el interior de la isla pasando entre los impresionantes fuelles de Neptuno y lentamente se va aproximando al lugar de fondeo enfrente de lo que será nuestro hogar para las próximas semanas, la base Gabriel de Castilla. La visión de la base asomando al fondo de la isla a medida que el Hespérides avanza genera diversas emociones, para los que llegan por primera vez la curiosidad y la expectación; para los veteranos los recuerdos de muchas campañas previas donde hemos pasado grandes momentos con muy buenos amigos que no tienen nuestra suerte de volver, y para todos, las esperanzas puestas en poder cumplir los objetivos científicos que nos hemos marcado y que nos han traido a estas latitudes.

Buque oceanográfico Hespérides


Base Antártica Gabriel de Castilla





Fondeado el barco, los vulcanólogos bajan a tierra y durante unas horas colocan un sismógrafo que recoge los datos de la actividad sísmica de la isla. Después de analizarlos se decide si finalmente es posible realizar la apertura de la base e iniciar la descarga del material y del personal.

En esas estamos en este momento, descarga de material, alimentos, combustible. A partir de mañana, día tres de enero, bajaremos a tierra y para nosotros comenzará de nuevo la aventura. De nuevo en isla Decepción.