viernes, 2 de febrero de 2018

Diario de un pingüino III: la pingüinera en efervescencia


Dejamos la pingüinera hace algo más de un mes a la espera del nacimiento de las crías. Es este un momento crucial en todas la aves, la eclosión. Poco a poco siguiendo una gradación que va desde los individuos más tempranos cuya eclosión comienza a mediados de diciembre hasta los más tardíos que pueden llegar a eclosionar en la primera semana de enero pasando por los que se situan el pico de eclosión alrededor de la navidad, la pingüinera se puebla de nuevos habitantes que aparecen en los nidos cubiertos de un plumón aterciopelado o quizás debería decirse "atercioplumado".

Aspecto de la una colonia al principio de la eclosión de los huevos

A partir de este instante, las pingüineras cambian radicalmente, los intercambios de las parejas para la incubación que se extienden a varios días cambian a una frecuencia diaria que puede llegar hasta recambios cada 7 horas y donde uno de los padres va al mar para conseguir el preciado krill con el que alimentar a los recién nacidos, mientras el otro le aporta el calor y la protección necesaria frente a la amenaza constante del skua que aprovecha cualquier descuido para robar el pollo del nido. Ambos padres comparten en igual proporción el cuidado de las crías.

Nido de pingüino barbijo con sus dos pollos de varios dias

Este incremento de la frecuencia de idas y venidas al mar lo aprovechan también otros depredadores como la foca leopardo que ve como aumenta la probabilidad de dar caza a sus presas preferidas: los pingüinos.

Foca leopardo cazando un pingüino
A partir de este instante el cambio en la pingüinera es continuo, los pollos crecen y en los primeros 35 días siempre cuentan con la protección de uno de los padres que se queda en el nido. Pasados esos 35 días, justo lo que está sucediendo en estos días y cuando los pollos tienen ya un cierto tamaño los padres les dejan solos en el nido y es cuando se forman agrupaciones de pollos en el interior de la colonia que denominamos “guarderías”.  Los padres siguen volviendo a darles de comer pero ya no se quedan en la colonia por mucho tiempo.
Poco a poco las colonias pasan de esas agrupaciones de pingüinos ordenados cada uno en su nido, a un totum revolutum de animales moviéndose de un lado a otro de la colonia y donde ya no queda ningún rastro de los nidos.

Aspecto de una guarderia de pingüino barbijo
Una vez que los padres llegan a la colonia localizan a los pollos por medio del sonido, les dan de comer y vuelven de nuevo al mar. En este tiempo los pollos comienzan a cambiar el plumaje asemejándose a los adultos aunque con un color azulado en lugar de negro. Es el primer síntoma de que el tiempo de permanencia continuada de los pingüinos en tierra se acerca a su fin, pero para ello faltan todavía algunos días.